martes, 29 de mayo de 2012

Una Familia Unida

Familia unida



PRINCIPIOS BÍBLICOS DEL MATRIMONIO

El matrimonio no es simplemente un contrato social entre un hombre y una mujer. Es una parte de la creación divinamente ordenada por Dios. Él lo creó, determinó su estructura interna, y ordenó para ello ciertos propósitos y metas. La familia es una institución de Dios. En ella un hombre y una mujer pueden cooperar con los propósitos de Dios en la creación y así glorificarle a Él.
Una familia cristiana no es solamente una familia hecha de cristianos. Es una familia donde Cristo es Señor y donde Su Palabra es la base de su código moral. Si Cristo es verdaderamente el Señor en una familia, su relación con Él influirá todas las relaciones entre los miembros. Afectará como gastan su dinero y tiempo, como adornan su casa, como pasan su tiempo libre y sus vacaciones.
Este curso se basa en ciertos principios escritos en la Bibla. Hemos de esudiar lo que el Creador de la vida familiar dice de ella. Ciertamente Él quien creó las familias sabe algo de ellas y como deben funcionar. Él nos ofrecerá el mejor consejo y debemos obedecerlo en vez de seguir las prácticas y las tradiciones mundanas si queremos agradarlo y gozar de sus bendiciones.
Las condiciones y las situaciones pueden cambiar pero los principios básicos, establecidos por el Creador, durarán tanto tiempo que duren Él y la creación.
El espíritu que opera en el mundo hoy se opone a todas las enseñanzas fundamentales de las Escrituras acerca de la vida familiar. Hay una campaña activa de parte del gobierno, la educación, y la comunidad contra la familia tal como fue instituida por Dios. Estoy convencido qe la inmutable Palabra de Dios es suficiente para toda circunstancia, para toda edad, y para cada individuo, familia, y nación. Las teorías y prácticas humanas están sujetas a revisión constante. Considera los libros de medicina o de ciencia de hace cien años, es gracioso leer algunas creencias y prácticas de aquel tiempo. Hasta un niño de primaria puede darse cuenta de la ignorancia y errores. Mientras que progresamos en conocimiento, las opiniones y enseñanzas de origen humano son continuamente revisadas. En cambio, las enseñanzas de la Palabra de Dios no necesitan revisarse. Son inspiradas por Dios (2 Ti. 3:16) y son eternas. Son verdad hoy igual como cuando fueron escritas. Estoy seguro que después de otros 100 años nuestros actuales libros sicológicos, sociológicos, médicos, y científicos, igual a los del siglo pasado serán encontrados erróneos y obsoletos. Nuestros bisnietos se reirán de ellos. Esto jamás ocurrirá con la Palabra de Dios que perdura a pesar de los tiempos.
La ceremonia del matrimonio no trae felicidad automática como las novelas y el cine lo presentan. Amar y vivir con su cónyuge requiere un darse de si mismo diariamente para el bien del otro. Puesto que Dios creó al hombre y a la mujer para esta entrega mutua, es obvio que las mejores instrucciones y el mejor consejo para el matrimonio se encuentran el la Biblia. Dios diseñó el matrimonio para el bien de la humanidad. Con el fin de encontrar la felicidad plena en el matrimonio los cónyuges tienen que trabajar juntos para armonizar sus diferencias mentales, espirituales, emocionales, y físicas en una sola unidad.

Una pareja comienza su matrimonio muy enamoradas pero la luna de miel no es una experiencia permanente. La naturaleza pecaminosa se manifiesta más y más y conflictos entran en su relación. Si estos conflictos no se resuelven en una manera bíblica el amor se reemplaza con hostilidad y rencor que seguirán en una espiral descendente hasta la separación; así como se ve en el siguiente versículo:
Con toda la confusión, violencia e inseguridad que nos rodean en el mundo, necesitamos un lugar en la vida donde podamos estar cercados con paz y amor; Dios creó el hogar con ese propósito. Todos queremos esa clase de hogar pero no lo forma la casualidad, resulta de seguir activamente los principios bíblicos en todas las actitudes, las relaciones, y las acciones en la vida familiar.

Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican (Sal. 127:1). Desde luego, la familia cristiana no existe para su propio beneficio. Dios la creó, así como creó la humanidad, para traer honra y gloria a Si Mismo. Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice (Is. 43:7). a norma dominante de relativismo y licencia en nuestra cultura actual contrasta totalmente con el concepto bíblico de orden y autoridad. Problemas serios resultan de seguir las actitudes y prácticas de la cultura de hoy día. Una familia cristiana verdadera practica la presencia de Cristo Jesús continuamente. Este es posible cuando establecemos el orden divino en el hogar. Dios es un Dios de orden y autoridad. Practicar el orden divino en el hogar crea un ambiente donde Jesús está "en casa" y el Espíritu Santo está libre para hacer Su obra de enseñarnos y dirigirnos en la clase de vida familiar que Dios planeó y que resulta en una vida abundante. Cuando un hombre y una mujer se sujetan a la voluntad de Dios, el matrimonio es una experiencia bella, emocionante y satisfactoria. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido (Mt. 5:18). Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios os perdonó a vosotros en Cristo (Ef. 4:31,32).
EL AMOR VERDADERO
Los primeros tres años de la vida matrimonial son generalmente los años más difíciles en el desarrollo de la vida mutua de una pareja. Hay tres áreas básicas donde tiene que haber una adaptación si los cónyuges van a crear una relación feliz y armoniosa. Estas 3 áreas son mentales, físicas, y espirituales. Las tres son interrelacionadas y si hay falta de armonía conjugal en una, las tres estarán afectadas. La esfera espiritual es sin duda la más importante siendo que ésta mejorará dramáticamente la adaptación en las otras.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley . . . Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu
Reacciones egoístas indican la necesidad de la gracia de Dios en la vida. Si mi cónyuge dice algo mordaz o desconsiderado y respondo igual con palabras poco amables, yo he pecado. Mi cónyuge también ha pecado pero yo no soy responsable a Dios por su pecado; soy responsable solamente por el mío. Como con cualquier pecado tengo que confesarlo a Dios y 
No se ha casado con una persona perfecta; ni tampoco lo ha hecho su cónyuge. Por lo tanto los dos tendrán que perdonarse el uno al otro por los pecados, el egoísmo, falta de consideración y errores.
La etapa de adaptación en el matrimonio, (generalmente unos tres años), naturalmente produce conflictos de interés. Las personas egoístas toman decisiones solamente basadas en lo que quieren o en lo que les beneficia. Cuanto más inmaduros los cónyuges, más áreas de conflicto se esperan. Sin embargo, los desacuerdos son inevitables en el matrimonio y la pareja tiene que buscar la forma de solucionar los problemas. Si encaran sus mutuas frustraciones, las conversan y buscan resolverlas en una manera positiva, pueden terminar los desacuerdos. Dos personas maduras, mostrando el fruto del Espíritu, pueden encarar sus áreas de conflicto con comunicación abierta y en una forma amigable resolver el problema.
La persona que insiste en "su propia manera" está desarrollando un proceso destructivo que producirá un matrimonio infeliz. Si quiere que su cónyuge le trate con cortesía, con
La llave que garantiza un matrimonio feliz es el amor bíblico. La mayoría de la gente de hoy no entienden lo que es el amor. Confunden la atracción física, lujuria, deseo personal, compasión, o lástima con el amor. La Palabra de Dios dice que el amor de un hombre para su esposa debe igualar su amor para sí mismo. Dice también que el hombre debe amar a su esposa así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella (la Iglesia). Ese amor es un amor sobrenatural. No es natural amar a otros como nos amamos ni amar como ama Dios. Sin embargo, Dios nunca nos manda hacer algo sin darnos el poder para hacerlo. Si le pedimos, El nos proveerá ese amor sobrenatural.
El amor es benigno. Muchas parejas, después de un tiempo de estar casadas, olvidan mostrar benignidad. Se ponen cáusticos, sarcásticos, y mordaces en su hablar o practican el trato de silencio. Después de cada conversación, cada cónyuge debe preguntarse, "¿Fui benigno/a?" Si no, deben pedir perdón y buscar la ayuda de Dios para practicar la benignidad.
Todos necesitamos aceptación, especialmente de parte de aquellos a quienes amamos. Para tener un compañero contento tenemos que mostrar nuestro amor por alabarle con frecuencia y por agradecerle tanto públicamente como en privado. La desaprobación es una manera de
La comunicación abierta es esencial para una relación feliz en el matrimonio. Mientras que la pareja puede mantener la comunicación abierta y expresar sus sentimientos libremente el uno al otro, las dificultades pueden resolverse. La mayoría de los problemas en el matrimonio nacen de la incapacidad de comunicarse acerca de las tensiones. Hay unidad en el amor pero también tiene que haber libertad para que cada uno mantenga su propia personalidad e identidad. Cada cónyuge tiene que respetar los derechos y privilegios del otro.
Un buen ejercicio al aconsejar a un matrimonio perturbado es pedir que cada uno prepare una lista de las cosas que aprecia en el otro y luego leerla a su cónyuge, la misma hará que recuerden por qué se casaron. Después cad uno debe hacer una lista de las cosas que le irritan en el otro y otra vez leérsela. Generalmente las dos listas serán una revelación para los dos cónyuges. Comprobarán que no hubo comunicación de estas verdades entre sí y por consiguente se encuentran con problemas. La mayoría no podemos leer la mente de otros y es preciso comunicar, o por palabras o por escrito.
Muchas parejas utilizan el silencio como arma para expresar desaprobación o para defenderse al estar atacados. El silencio no trae una resolución amigable al conflicto porque frena la comunicación y, por ende, la capacidad de resolver el problema. El camino a la paz es hablar con tranquilidad y así llegar a una solución razonable con madurez.
La falta de armonía en la interrelación matrimonial con toda seguridad afectará el aspecto físico y el placer de la satisfacción en el acto sexual. Los seres humanos son mucho más complejos que los animales y su vida sexual es mucho más que el impulso de apareamiento. Es una compleja experiencia emocional. Si sus relaciones sexuales no están basadas en el mutuo
La mayoría de los desacuerdos en la relación sexual en un matrimonio son el resultado de la ignorancia, el egoísmo, o el temor. Trataremos esto más ampliamente al examinar el manual de ejercicios. Una vida sexual sana y satisfactoria es mayormente un asunto de la actitud.

 
EL HOMBRE EN LA FAMILIA
Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón
(1 Tim. 3:4,5). Esta característica se incluye en la lista de cualidades de los hombres quienes llevan vidas que les califican para el liderazgo en la iglesia y que son ejemplos para todos los hombres. En el versículo 12, se requiere que los diáconos también sean buenos gobernantes de sus hijos y de sus hogares. El esposo debe tener su hogar bajo su control. Este incluye todos los miembros de su familia. Su tarea es asumir ese liderazgo.

Dios ordenó que el hombre sea responsable de dirigir su familia. Ser la cabeza quiere decir ser el dirigente. No quiere decir solamente privilegios y derechos. Significa autoridad y el derecho de dar la palabra final pero también significa asumir las resonsabilidades que acompañan tal liderazgo. El hombre ha de
(1 Cor.1:11). Es verdad que el esposo y la esposa son iguales delante del Señor. Sin embargo, para alcanzar el plan perfecto de Dios en el matrimonio es necesario seguir las pautas que Él estableció para el rol de los cónyuges en la relación matrimonial. Las diferencias entre los sexos fueron dados por el Creador con el fin de equipar a cada uno en el rol que Él le designó. Dios es un Dios de orden y autoridad y Él diseñó Su creación con líneas de autoridad y disciplina, no con anarquía ni caos. Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo (1 Cor.11:3) Este es el diseño divino e ignorarlo resulta en un hogar y una sociedad infeliz y desorientado. dirigir su hogar. El esposo es responsable de todo lo que pasa en su casa . . . que gobierna bien su casa, que tengaa sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?

El liderazgo no implica aplastar los talentos y dones de los demás. Un buen dirigente sabe encargar a otros con el trabajo y apoyarlos en sus tareas. El gobernante del hogar no descuidará ni destruirá los talentos de su esposa. La considerará como una maravillosa bendición de Dios, que le ayuda y le complementa.
Ser la cabeza de la familia significa ver que todos los miembros de la familia sean estimados y cuidados. Quiere decir que las necesidades materiales, espirituales, y sociales de cada miembro estén provistas. Manifestaciones de egoísmo y falta de madurez de parte de un hombre casado son repugnantes y son pecaminosos. La responsabilidad del bienestar de la familia es una parte del liderazgo designado por Dios. Los deseos, opiniones, y comodidad de un solo miembro de la familia, especialmente del jefe, no debe ser el factor decisivo en una decisión. Toda decisión debe tomar en cuenta el bien común de la familia y los derechos y las necesidades de cada miembro.
Pensando en la crisis familiar evidente en nuestra sociedad moderna, el fracaso principal del esposo consiste en su descuido de la vida espiritual de la familia. En la mayoría de los hogares hoy el liderazgo en las cosas espirituales pertenece a la esposa en vez de al esposo. Esto no es la voluntad de Dios y llevará al desastre, a menos que no haya esposo o padre presente, o si el esposo no es creyente. Siendo cabeza de la familia de acuerdo al designo de Dios, el esposo y
El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová (Pr. 18:22). Con la vida agitada de nuestra cultura moderna la mayoría de los hombres están ausentes de su hogar la mayor parte del día. El esposo depende de su esposa para estar al tanto de los pormenores del hogar. Tiene que consultar con ella con frecuencia para saber lo que está pasando en la familia. Es su responsabilidad corregir las cosas que no están marchando bien. A pesar de las condiciones cambiantes de la sociedad actual, Dios no ha relevado al esposo de sus responsabilidades como cabeza del hogar.
padre es el llamado para ver que haya un tiempo de adoración familiar, estudio de las Escrituras, oración, y asistencia en los cultos de la iglesia. Él es el responsable de ver que sus hijos reciban enseñanza en el conocimiento y los caminos de Dios. Puede aceptar ayuda en esta tarea de su esposa, de la iglesia, o de la escuela, pero es su responsabilidad ver que sea hecho debidamente.
Una responsabilidad mayor del hombre para con su esposa es proveer sus necesidades sexuales. Él es el único que fue hecho exclusivamente para hacerlo. . . .
En esta relación conyugal, como en todas las demás, el bienestar y el placer de la otra persona tiene la preferencia. Para que los dos tenga la satisfacción que Dios quiere que la relación sexual traiga al esposo y a la esposa, es importante entender las diferencias entre los sexos. Hablaremos de los órganos sexuales en otra clase (La Educación Sexual) Pero aquí notaremos la diferencia hermosa en la composición emocional del hombre y de la mujer según los creó Dios.
El impulso sexual en el hombre se estimula por la vista y puede excitarse con una provocación mínima. Por eso Cristo dijo . . .
cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento . . . (1 Cor.7:2-5). El cuerpo del marido pertenece a su esposa para su satisfacción sexual. Ninguna otra mujer tiene derecho alguno bajo Dios a provocar o tocar sexualmente el cuerpo de un hombre excepto su esposa. Las Escrituras enseñan que Dios juzgará a los que lo hacen (Heb. 13:4). cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón (Ma.5:28). Nunca dijo eso acerca de la mujer. La mujer normal
o tiene el problema de codiciar a un hombre al mirarlo. Una mujer responde a palabras y expresiones de cariño, así como a la caricia tierna y al toque tierno. Las emociones de la mujer se excitan más lentamente y tienen la capacidad de sostenerse por más tiempo.
El esposo tiene que aprender a ejercer control propio durante la relación sexual a fin de dar tiempo para que su esposa le alcance emocionalmente, debe expresarle su amor con ternura y cariño, acariciandola tiernamente. Para que ella sea completamente satisfecha en la experiencia el esposo debe traerla al orgasmo junto con él. Este es una capacidad que se aprende y se mejora con la práctica. No hay prisa. Tienen toda la vida para perfeccionar su relación. Después de la consumación del acto conyugal el esposo otra vez tiene que ejercer mesura y no retirarse inmediatamente. Pensando en el placer de su esposa, debe prolongar la experiencia.
Esta es otra área del matrimonio donde la comunicación es vital. Los cónyuges tienen que hablar libremente acerca de estos asuntos delicados. Revelaciones íntimas y francas de lo que es más agradable para su pareja ayudarán a los dos en pensar de la satisfacción del otro. Como en toda la relación matrimonial es preciso que los dos busquen el bien y el placer del otro en vez de pensar solo en sí y en su propio placer.
En el acto sexual del matrimonio como en toda la relación es normalmente el esposo (la cabeza) que inicia y dirige. No es necesariamente así. Es agradable que ocasionalmente la esposa muestre su deseo del compañerismo íntimo del sexo. Este ocurrirá si el esposo ha buscado sin egoísmo la satisfacción de ella en las experiencias previas.
El amor verdadero es darse a sí mismo para servir a otro. Un hogar cristiano feliz será la recompensa de los que practican el amor verdadero.


LA MUJER EN LA FAMILIA
En la clase anterior estudiamos el rol del hombre en la familia. Ahora veremos las enseñanzas bíblicas en cuanto a la mujer como esposa y madre. La Biblia declara que ella ha de ayudar, someterse, respetar, y amar a su esposo. Amplificaremos estos deberes en el Manual de Trabajo.
Dios mismo declara que la razón por la que creó a Eva fue para proveerle una ayuda a Adán. Esto define el plan de Dios para toda esposa. Puesto que Dios le dio al hombre autoridad sobre todo la creación, es un gran honor y responsabilidad ser su ayuda y compañera. Pero esta ayuda no se refiere solamente al trabajo, una esposa ha de ser ayuda idónea a toda necesidad que sienta el esposo. Ella debe ayudarlo en sus necesidades mentales, emocionales, y espirituales también. Proverbios 31:10 dice,
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
Sin duda el aspecto más difícil para la esposa en la relación de con su esposo es la sumisión. ¿Por qué demanda Dios sumisión de parte de la esposa? El apóstol Pablo explica que este mandato se basa en los eventos de la creación y la historia de la primera pareja.
Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión (1 Tim. 2:12-14, el énfasis es mío). La sumisión también se basa en el plan perfecto de Dios y Su voluntad para Su creación. Él no tiene que explicarnos el por qué de lo que hace. Él sabe lo que es mejor para nosotros y nos dice que obedecerlo es agradarlo. Colosenses 3:23 nos dice que todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Este versículo estampa el sello a una serie de mandatos cuya
primera ordenanza es:
¿Porqué es tan difícil someterse? Es por la misma razón que es difícil someternos a cualquiera autoridad: todos tenemos una naturaleza pecaminosa y rebelde. Todos somos egoístas y queremos nuestra propia voluntad. Así que el primer paso para encontrar el lugar designado por Dios para la mujer en la familia es tener una relación correcta con Él. Jesús dijo,
Es obvio que otro problema para la mujer moderna es el espíritu de este mundo. El Movimiento para la Liberación de la Mujer y las corrientes relacionadas despiertan en ella inquietud y rebelión. La mujer de hoy escucha y lee constantemente declaraciones tales como "
Cuando el esposo obedece el mandato de Dios y ama a su esposa como Cristo amó a la Iglesia, no es difícil someterse a la autoridad de su esposo. Pero un problema grande se presenta si el esposo no es creyente. Muchas mujeres cristianas se encuentran en esta situación, y algunas piensan que esta es una excusa por no someterse. La verdad es que no hay excepciones en el mandato de Dios. El apóstol Pedro aborda esta misma situación en su primera epístola:
Casadas, estad sujetas a vuestros maridos; implica que ella debe sujetarse a su esposo para agradar a Dios, no solamente para agradar a su esposo. No es tanto un asunto de cómo es su esposo ni como le trata; es cuestión de su relación con el Señor. Si una persona ama a Dios y quiere agradarlo, se sujetará a su esposo. Si me amáis, guardad mis mandamientos (Jn. 14:15). También dijo, Si sabéis estas cosas, bienaventurados [contentos ] seréis si las hiciereis (Jn. 13:17). El secreto de un hogar feliz es la obediencia a las eseñanzas de la Palabra de Dios. Tienes tus derechos" y "Te debes a ti misma", etcétera. Las mujeres son acosadas con ideas que las inducen a pensar que están maltratadas y que los principios bíblicos son anticuados y irrelevantes. Solamente cuando ella tiene una comprensión correcta de Dios y Su amor puede entender que el plan de Dios es para su bien.

Asimismo vosotras, mujere,estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa
Tito 2:4 manda a las esposas a
La "esposa virtuosa" de Proverbios 31:10 se define detalladamente en los versículos que siguen. Es un cuadro bello de una mujer que es competente, dinámica, una trabajadora entusiasta; es bondadosa, sabia, confiable, alegre, proveyendo por su casa y generosa con otros.
Utiliza su inteligencia, su fuerzas físicas y su carácter de reverencia a Dios para el bien de su familia. En este pasaje tenemos un buen ejemplo de lo que quiere decir ser una "ayuda idónea" al esposo.
A veces al leer este pasaje nos sentimos abrumados con todas las actividades de la mujer virtuosa. Hay que recordar que no necesariamente hacía todas estas cosas al mismo tiempo. Notamos que muchas cualidades se refieren a su carácter, no sus actividades. Dios dio a la mujer todo lo que necesita para ser ayuda, compañera y amante de su esposo.
(1 Ped. 3:1,2). Con frecuencia las mujeres casadas con hombres incrédulos presentan una serie de "¿Qué pasa si…" tal como "¿Qué si mi esposo hace una decisión que llevará la familia a un desastre?" o "¿Qué si mi esposo me manda hacer algo pecaminoso – como abortar mi bebé?" Hay regular desacuerdo en cuanto a estas situaciones. Algunos estudiantes de la Biblia citan la respuesta de Pedro en Los Hechos 4:19: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir los que hemos visto y oído, y en 5:29: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres, como una razón legítima para que una esposa desobedezca a su esposo incrédulo. En cambio, Elizabeth Rice Handford toma una posición fuerte contra este argumento en su libro ¿YO? ¿OBEDECER A MI MARIDO?. Ella sostiene que Dios nunca nos dará dos mandatos opuestos, haciéndo de este modo imposible obedecerlos sin transgredir una de ellos. Ella cita varios casos donde mujeres obedecían a sus maridos, confiando en Dios y pidiendo que Él cambie sus circunstancias, y lo hizo. Uno de sus ejemplos bíblicos es el caso de Abraham y Sara. Dos veces Abraham metió a Sara en situaciones donde tendría que cometer adulterio, pero cada vez Dios milagrosamente prohibió al gobernante tocarla. El apóstol Pedro ultiliza a Sara como un ejemplo de una mujer en sujeción a su esposo. La señora Handford, basándose en sus muchos años como una consejera familiar, dice: Cuando una mujer fía de la Palabra de Dios, se somete a su marido sin reserva, teme a Dios y le ama, entonces, Dios toma la responsabilidad de ver que esa mujer no tenga que pecar. En estas situaciones es importante distinguir entre la ley de Dios y los deseos y preferencias personales de la esposa. Una mujer no está quebrantando la ley de Dios cuando su esposo la prohibe asistir a los cultos de la iglesia. Claro que es una actividad deseable, pero no hay mandato bíblico acerca del domingo en la mañana, domingo en la noche, o miércoles PM. El asunto importante es si una mujer vive diariamente en obedencia a su esposo, en una sumisión amorosa y sincera. Larry Christenson dice:
La sumisión es mucho más que una forma externa; es una actitud interna. Es más que una cabeza cubierta; es un corazón cubierto con honor y reverencia hacia el esposo
. Se le debe ese respeto, no por lo que él es, sino por su posición, posición dada por Dios como cabeza de la familia. amar a sus esposos, y la palabra aquí es fileo se refiere a un amor emocional y cuidadoso. Elizabeth George, en su libro UNA ESPOSA SEGÚN EL CORAZÓN DE DIOS, dice de esta clase de amor: . . .hemos de ser cariñosas y tratar con nuestros esposos en una manera amorosa . . . apreciar y gozarnos con nuestros esposos como con el mejor amigo (George, p. 31). Esta actitud ayudará mucho en resolver los problemas en un matrimonio turbulento.
(Gál. 5:22,23, 25). Para tener algo hay que regalárselo al otro. Si quiere amor, no lo busque, delo. La Biblia nos dice que cosecharemos lo que sembramos. Si uno muestra amor constante, volverá a recibir amor. Una pareja que da y recibe el fruto espiritual mencionado en Gálatas probablemente tendrá un matrimonio contentísimo y satisfaciente. Todos somos vulnerables al egoísmo porque somos por naturaleza pecadores. Una vida espiritual sana ha de mejorar las adaptaciones mentales que son esenciales para una buena adaptación física. Trabajan juntas estas tres en los individuos que se han juntado en una sóla carne.  luego a la persona ofendida. No es mi responsabilidad cambiar a mi cónyuge. No lo puedo. Sólo Dios puede cambiar el corazón de una persona. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas (Mt. 6:14,15). Su manual de Dios acerca del comportamiento humano, la Biblia, nos da consejos excelentes en cuanto a la vida matrimonial. La garantía que abarca todo para la felicidad en el matrimonio es la abnegación. Todos nacemos completamente egoístas. Las criaturas y los niñitos son por naturaleza egoístas y no se preocupan del bienestar de los demás. Mientras que van creciendo, con disciplina e instrucción adecuada, aprenden a considerar los deseos y las necesidades de otros. Esto es una parte de la madurez. La falta de madurez en el matrimonio es un problema serio y destructivo. consideración, y sin egoísmo, hay que tener suficiente madurez para tratarlo de esa misma manera . Individuos maduros, mostrando amor bíblico verdadero, no entran en el matrimonio con el fin de aprovechar algo para sí, sino más bien, para dar lo que puedan a su compañero. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superior a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros (Fil.2:3,4). Amados, amémosnos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios (1 Jn.4:7). castigar a una persona y daña la relación. El elogio de lo bueno siempre da mejores resultados que la condenación. amor verdadero y no son el resultado de cariño y consideración, terminarán en frustración para uno o los dos cónyuges. Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios (Heb.13:4). El sexo fue diseñado por Dios para el bien del ser humano y es la expresión más íntima, más sublime del amor entre esposos. Se limita exclusivamente a los lasos del pacto matrimonial. No hay sombra alguna de mal en la relación sexual correcta dentro de los votos del matrimonio.